El propio presidente Mauricio Macri reconoció que la inflación se convirtió en un potro difícil de domar. "Pensé que iba a bajar más rápido", dijo días atrás, dejando un panorama bastante desolador para el pueblo trabajador.

Con paritarias a la baja y precios de la canasta básica en disparados al cielo todo se vuelve imposible: los créditos hipotecarios se volvieron una trampa mortal, comprar ropa es un lujo y lo más probable es que se termine aceptando el plan de cuotas para pagar el gas. Pero, además de ello, lo que empeora todo es que el dólar también está inalcanzable.

En el primer día hábil, la divisa norteamericana minorista cerró a $ 21,52, una suba del 3% en sólo una jornada. Si bien todavía no se sabe hasta dónde llegará lo cierto es que cada vez que sube el dólar, tiene un impacto extra y concreto en la economía cotidiana.

Lo primero que subirá es el costo de los alimentos, también lo harán: los pasajes de avión, los pagos de tarjeta por gastos en dólares, los servicios on demand como Spotify y Netflix y se espera, también, que en estos días llegue una nueva suba de combustibles.