A pocos días de las elecciones primarias, el mapa electoral de la Argentina con los datos oficiales para las PASO de este domingo, puede dividirse en cuatro:

BUENOS AIRES

La provincia concentra casi el 37% de todos los votos del país: 12.515.361 electores habilitados. Respecto a 2017, se agregaron unos 737 mil votantes nuevos, un poco por encima de la media del resto del país, y por eso aumentó aún más su influencia.

CORDOBA, SANTA FE y la CIUDAD de BUENOS AIRES

Estos tres distritos, parejos, se quedan con poco más de 24,5% del total: Córdoba (8,71%), Santa Fe (8,18%) y Buenos Aires, la ciudad (7,65%). Hasta hace una década, la Capital era el segundo distrito con más electores, pero fue perdiendo peso y hoy está cuarto.

MENDOZA, TUCUMÁN, ENTRE RÍOS y SALTA

En un tercer escalón, estas cuatro provincias tienen más de 3% cada una respecto al total nacional, y suman 14,16 puntos: Mendoza (4,22%), Tucumán (3,68%), Entre Ríos (3,25%) y Salta (3,01%).

RESTO DEL PAIS

Las 16 provincias restantes, con Chaco en un extremo (2,72%) y Tierra del Fuego en el otro (0,40%) en el otro, completan los 24,33 puntos que faltan. Mucho repartido entre muchísimas. 

Esta división de cuatro, a su vez, simplificarse en dos: entre las dos Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe concentran el 61,52% del padrón. Los otras 20 provincias se quedan con menos del 39%.

Cuando se hace la discriminación, impactan los números bonaerenses: un punto porcentual en ese distrito significa un 0,37 a nivel nacional. Puesto en ejemplos: si el Frente de Todos le saca a Juntos por el Cambio 10 puntos en la Provincia -como sugerían algunas encuestas antes de la veda de publicación de sondeos- implicará una distancia de 3,7% en el total. Es una de las grandes apuestas de Alberto Fernández y Cristina Kirchner: arrasar allí para garantizarse un triunfo en todo el país.

Por su parte, el Gobierno mandó a María Eugenia Vidal al frente para tener, al menos, una derrota digna. El arrastre de abajo para arriba que pueda conseguir la gobernadora explica, en parte, por qué Mauricio Macri y el jefe de Gabinete, Marcos Peña, se negaron a separar la elección provincial de la nacional. La primera incógnita es cuánto podrá en la práctica ayudar la mandataria; la segunda, si el efecto inverso, la peor imagen del Presidente en el distrito, no terminará abortando la reelección de Vidal en octubre. Ambas dudas también generan ansiedad en el kirchnerismo.

Fuente: Diario Veloz