Era la noche del martes de 6 de noviembre en San Miguel del Tucumán. Claudio Adrián Sánchez, de 28 años, paró su moto junto al cordón de una vereda. El sonido de una alarma llamó la atención del agente Víctor Hugo Carrizo, quien le dio la voz de alerta al joven, lo llevó detrás de una columna y a los pocos segundos le disparó a quemarropa en el cuello tras acusarlo de ladrón.

Sánchez quedó tirado en el piso y malherido, desde donde fue llevado a la terapia intensiva del Hospital Padilla, donde murió ayer por la mañana.

La situación comenzó cruzada por el ruido de la alarma, que provenía de la moto e hizo que vecinos del lugar acusaran al hombre de estar robándola. Pero luego se comprobó que era de su pertenencia.

Según informaron fuentes de la investigación, el agente Carrizo quedó detenido y declaró ante la justicia que "Sánchez se levantó la remera y sacó un arma de fuego que tenía en la cintura", con lo cual justificó el uso de su arma reglamentaria.

Omar, padre de la víctima, contó a los medios locales que "la moto le pertenecía y la estaba empujando hasta su casa porque se había quedado parada en la esquina". Además, argumentó que "tenía un arma registrada a su nombre por distintos hechos de inseguridad que sufrió para cuidar a su familia, ya que era padre de dos bebés", agregó también.

Fuente: Infonews